Hay quien piensa que la crianza consciente es criar con apego centrándose en las necesidades del niñ@: portear al bebé, colechar, optar por la lactancia materna, utilizar marcas ecológicas, introducir la alimentación complementaria de forma autorregulada (BLW), comprar juguetes de madera y otros materiales naturales, limitar las pantallas, estar en contacto con la naturaleza, tener en cuenta el desarrollo integral de la hija o hijo, etc. Y sí, todo esto está muy bien y responde a las necesidades de los bebés, pero esto por sí solo no garantiza una crianza consciente, al igual que puede haber padres que no cumplan con todo este listado y sí estén poniendo mucha conciencia a la hora de criar a sus hij@s.
Pero entonces ¿qué es la crianza consciente? Hay quien piensa que es una moda que consiste en hacer todo lo descrito en el párrafo anterior, pero es mucho más que eso.
A nivel personal implica aprovechar el espejo limpio que es un bebé y un niñ@ que te refleja todas tus sombras y toda tu luz y atreverse a mirar ese reflejo, reconocerlo y trabajar por integrar las sombras a la vez que potenciar la parte más luminosa. Es mirarse para adentro, darse cuenta de los conflictos internos y de cómo éstos se reflejan en la crianza. Conlleva no tratar a los hij@s como una pantalla en la que proyectar tu propia historia sino observarte detenida y pacientemente en el espejo que son, en la imagen que te devuelven de ti, en aquello que nos muestran de nosotr@s mism@s tomándoles en este sentido como maestr@s que vienen a señalar aquello que necesitamos trabajar para crecer como persona.
En el nivel de la pareja también nos muestran las luces y las sombras de la misma. No sólo está la parte logística de cómo organizarse en la familia, adaptarse a ser uno más, gestionar los tiempos, las decisiones sobre cómo educar, etc. Sino también aspectos más sutiles como ¿qué proyectamos en la pareja a raíz de la mater/paternidad? ¿Qué patrones nos salen en la pareja a raíz de ser padres? ¿Qué necesidades de la infancia estamos reclamando a nuestra pareja? Poner conciencia en todo esto además de hacernos crecer como pareja nos ayuda a crecer también como padres y como individuos.
A nivel familiar implica cuestionar las ideas, conductas, expectativas, patrones heredados… de los propios padres y de los suegros. ¿Qué tomo de ellos y qué dejo? ¿Qué me sirve realmente y quiero transmitir a las generaciones posteriores? y ¿qué llevo como un legado automático que nunca me he cuestionado pero que realmente no siento mío? ¿Puedo atravesar su desaprobación o sigo enganchad@ a la necesidad de reconocimiento por su parte? ¿Estoy criando con la mirada puesta en los hij@s o en mis padres?
Y más allá de esto, criar con conciencia es hacer el duelo de la herida propia, aquella que más nos condiciona y que más nos cuesta percibir, aquella en torno a la cual gira la construcción de nuestra personalidad y que nos acompaña toda la vida. Aquella que habla de lo que nos pasó siendo niñ@s, mirar aquello que necesitábamos y no obtuvimos por más que nuestros padres lo hiciesen lo mejor que pudieron. Nuestro vacío. ¿Podemos atravesar ese vacío, reconocer nuestra necesidad, soltar la aprobación o la rebeldía en la relación con los propios padres para tomar decisiones libremente sobre cómo quiero ser yo como madre/padre? Si logramos hacer este camino, no sólo la relación con la pareja y los hij@s se ve afectada sino que toda nuestra vida se transforma.
A nivel social implica cuestionarse cómo vemos la sociedad para poner conciencia en que no sabemos a qué mundo vamos pero sí qué mundo queremos y trabajar para acercárselo a las siguiente generaciones. En este nivel, criar con conciencia conlleva fomentar relaciones y momentos que construyan en esta línea incluso cuando eso en ocasiones supone mudarse, buscar nuevas relaciones de amistad, buscar un círculo de personas que tengan estos mismos intereses, promover unas amistades en detrimento de otras, etc. No en vano muchas parejas cumplen sus sueños de vivir más cerca de la montaña o el mar a raíz de ser padres, otros se atreven a cambiar de trabajo por uno más compatible con sus deseos, mejoran su alimentación y muchos se interesan en la pedagogía por primera vez o inician un proceso de terapia que les sirva de apoyo en este recorrido.
Así que la crianza consciente no es simplemente cumplir con el listado de conductas y objetos con los que comencé este texto, sino saber cómo eres tú, quién eres como persona y cómo quieres ser cómo madre/padre. Cuáles son tus miedos, tus frustraciones, tus ilusiones, tus puntos débiles, tu vulnerabilidad, tu fuerza, tus necesidades, tus emociones reprimidas, tus capacidades, tu potencial…. La crianza consciente sin autoconocimiento no es posible. Hace falta mirarse a un@ mism@ para poder mirar al niñ@ al que estoy criando y acompañarle a desarrollar todo su potencial sin ponerle palos en las ruedas. Si no veo mis necesidades no puedo ver bien las de mi hij@, si aún dependo de la aprobación externa le haré dependiente de mi aprobación y del reconocimiento ajeno, si no legitimo mis heridas me costará mucho legitimar las suyas, si no puedo conectar con mis miedos y mis frustraciones me costará conectar con las suyas, del mismo modo que si no puedo sostener las mías difícilmente le ayudaré a sostener las suyas. En definitiva existen dos opciones: arrastrar a nuestros pequeñ@s a donde nosotr@s estemos proyectando sobre ell@s nuestros asuntos sin resolver, o acompañarles un poco más lejos resolviendo todo lo que podamos para que puedan avanzar lo más libres posible de nuestras propias cargas.
Cabe decir que este es un camino de por vida, una manera de estar y de ser padres. Profundizar en todo esto daría para escribir un libro, por cuestiones de extensión he nombrado sólo lo más relevante, pero habría muchos aspectos más que se ven afectados cuando ponemos conciencia. Estamos ante un cambio de paradigma como padres y madres, cada vez más inmersos en una crianza con presencia y transparencia con respecto al paradigma de nuestros padres, más centrado en el control del comportamiento y la represión emocional. Dentro de este cambio hay quien se encuentra algo perdid@, con un pie en cada forma de entender la crianza, llenos de incongruencias y frustración, guiados por ideas equivocadas que les generan muchos conflictos en el día a día tanto a nivel externo como interno, pues portean, colechan, dan el pecho, están conectados a la naturaleza, miran cuidadosamente qué pedagogía es la más respetuosa con las necesidades de las niñas/os, pero sin darse cuenta, repiten con sus hijos los mismos patrones que les hirieron a ellos, siguen dependiendo de la aprobación externa y hacen a sus hijos dependientes, les exigen y reprimen igual que fueron exigidos y reprimidos, pero en otros aspectos, y así un sin fin de actitudes que hacen que cambie la forma pero no el fondo. Espero que esta reflexión ayude a poder distinguir qué es criar conscientemente y qué es hacer lo de siempre pero a la moda.